Circulación sanguínea

Primeros auxilios
Autor
Fraternidad-Muprespa

Cuando el accidentado, además de no respirar y estar inconsciente, se le observa que está muy pálido, carece de pulso en la muñeca y cuello, tiene las pupilas dilatadas y no se detecta latido cardíaco, es muy probable que se haya producido una parada del corazón, debiendo proceder a practicar, además de la respiración artificial boca a boca, el masaje cardíaco externo.

Para comprobar si el corazón sigue latiendo, tomaremos el pulso.

COMO SE TOMA EL PULSO

Para contar las pulsaciones:

Con un reloj con segundero, cuente las pulsaciones durante 30 segundos y multiplique el resultado por 2.

Para tomar el pulso radial:

Se aplica la punta de dos o tres dedos sobre la muñeca en la base del pulgar y se aprieta ligeramente.

Para tomar el pulso carotideo:

Se aplica la punta de los dedos en la parte lateral del cuello sin apretar demasiado.

El pulso se palpa mejor en la muñeca, en el lado del pulgar (pulso radial) y en el lado del cuello por debajo de la mandíbula (carótida).

El pulso carotideo es, con frecuencia, más fácil de encontrar, cosa que debe recordarse si hay que actuar rápidamente.

PULSACIONES NORMALES:

Si nos cercioramos de que el accidentado no tiene pulso carotideo, esto significa que su corazón ha dejado de bombear sangre, y por tanto, hay que iniciar inmediatamente el bombeo artificial mediante la técnica de masaje cardíaco.

ADULTOS 60-80 Veces/minuto

NINOS 90-100 Veces/minuto

LACTANTES 100-140 Veces/minuto

TÉCNICA DEL MASAJE CARDÍACO

Tumbado el accidentado boca arriba, el socorrista se coloca como se ha indicado anteriormente para la respiración artificial, liberándolo de cualquier elemento de opresión (cinturones, corbata, etc...).

Aplicar la parte posterior de la palma de una mano (el talón) sobre el esternón a unos cuatro o cinco centímetros por encima de la boca del estómago. La palma de la otra mano se colocará sobre la de la primera.

Se ejerce una presión fuerte, brusca y vertical sobre el pecho, a un ritmo aproximado de una compresión por segundo (60 compresiones por minuto).

Después de cada presión, esta debe suprimirse para permitir que la caja torácica, por su elasticidad, vuelva a su posición de expansión.

Si la víctima es un niño o un lactante, la presión será menor (bastará con dos dedos o una sola mano) y el ritmo de compresiones será de cien a ciento diez veces por minuto.

Lo ideal es que una persona realice la respiración boca a boca y otra, al mismo tiempo, el masaje cardíaco, comenzando por efectuar dos o tres insuflaciones rápidas seguidas para continuar con la siguiente pauta:

  • 5 compresiones esternales/1 insuflacion
  • 5 compresiones esternales/1 insuflacion y así sucesivamente.

Si es un solo socorrista el que presta auxilio, comenzará con la respiración boca a boca, realizando dos insuflaciones rápidas seguidas, para continuar:

  • 30 compresiones esternales/ 2 insuflaciones
  • 30 compresiones esternales/ 2 insuflaciones

Así se continuará hasta la recuperación (se le colocará en la posición lateral de seguridad) o fallecimiento del accidentado.